Cansado escribo estas palabras. La próxima semana estaré en México para precensiar el que será, posiblemente, el mejor concierto de mi vida: Pearl Jam. He intentado terminar cuanta cosa tengo pendiente antes de irme de viaje con resultados mas o menos satisfactorios. Ahora sólo me queda esperar a que llegue el día en que pisaré suelo azteca para enterrarme en la panza cuanto taco se me cruce, y aunque Pearl Jam es suficiente motivo para realizar este viaje, existe en el corazón del Distrito Federal otra gran motivación. Se trata de un lugar donde los sueños se materializan, donde la fantasía y la realidad son una misma, donde ver a un unicornio haciendo fila no sería del todo una visión descabellada. ¡La Texcocana es, damas y caballeros, la mejor tortería de México! Bueno, no la mejor, la segunda mejor (según atestiguan los premios y reconocimientos adquiridos y exhibidos en su humilde establecimiento). Yo que soy de medio buen diente puedo asegurar que no he comido manjar más exquisito en la vida. Cuando voy a México asisto varias veces al banquete y, sin importar que la persona frente a mí pida 25 tortas (como me pasó una vez), espero paciente para probar un poco del maná. La Texcocana se encuentra ubicada en el Centro Histórico de la ciudad de México, frente al Teatro Metropolitan. Usa un pequeño local para vender sus tortas, un poco más pequeñas y menos húmedas que la mayoría de las tortas mexicanas. Incluso más caras de lo usual, pero siempre ricas y tentadoras. ¿Mi favorita? ¡La de "carnitas" con chile chipotle, sí señor! Fidel Castro comió ahí y yo también. Establecida en 1936, éste es, sin lugar a dudas, el Olimpo en la tierra.
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| Cambien la Coca-Cola por un Boing. |
