sábado, 28 de enero de 2012

De metal y pan con ajo

Apocalyptica
Una cerveza en la mano. Un hot dog. Niños y gente mayor a mi alrededor. Todo apunta a que será un excelente partido de baseball... el único problema es que no se trata (ni remotamente) de un juego deportivo. Me encuentro en uno de los salones del Parque de la Industria escuchando a la banda de metal sinfónico Apocalytica. Hay que reconocer que en Guatemala, la única escena viva y constante (no impulsada por grandes empresas) es la metalera. Conciertos periódicos y atractivos. Algunos exitosos y otros no tanto. En este caso, Apocalytica fue un evento exitoso y admirable. Exitoso por el número de asistentes que se reunieron para ver a una de las bandas de metal menos convencionales y admirable por el orden, la limpieza y la relación "espectáculo/precio del boleto"; y aunque se dieron algunos desaciertos, como los problemas del ingreso que impidieron a muchos ver a la banda telonera Cygnus o la falta de una iluminación adecuada para apreciar correctamente a los músicos sobre el escenario, no fueron lo suficientemente grandes para desacreditar al concierto. Apocalyptica hizo lo suyo. La formación de tres violonchelos y una batería sorprendieron musical y visualmente. Por momentos se interpretaron canciones con un vocalista invitado -y yo que esperaba ver a Corey Taylor, aja- y en numerosas ocasiones se versionó a Metallica (fueron entre 5 o 6 canciones las que versionaron, incluyendo One, Enter Sandman y Nothing else matters). La verdad es que Guatemala carece de un movimiento rock que impulse conciertos, arstistas y música, pero el metal, en cambio, ha encontrado la forma de moverse bajo tierra y lo mejor de todo, ha echado raíces. Quizá se encuentre a miles de años luz de la escena metalera de nuestro vecino país, El Salvador, pero va por buen camino y se aproximan más conciertos.

Violoncello en español, cello en inglés.

PS. Apocalytica no es lo único que disfruto en la vida. También me gusta mucho Apocalypse Now (la película) y Apocalipsis (el villano de los X-Men). ¡Ah! Y que mal que Pizza Hut no tenga una opción de pan sin ajo para acompañar sus cavatinis familiares. Que mal en verdad.

viernes, 13 de enero de 2012

De cantinas y alienígenas

Recientemente adquirí dos discos de dos grandes músicos hispanoamericanos, rockeros de corazón y ambos enamorados ciegamente de la música. Se trata de Canciones para aliens del maestro Fito Páez y Licenciado Cantinas del atinado Enrique Bunbury. Ambos discos tienen algo en común: son de versiones (o covers, como prefieran llamar a este tipo de canciones) y ambos son, a mi parecer, grandes obras, monumentales y colosales.

Licenciado Cantinas
Ya lo decía Bunbury en su canción Los restos del naufragio: "nos quedan canciones que llenen los corazones y sobre todo las de los demás". Licenciado Cantinas recoge magistralmente tres manos de canciones llenas de historia, música y tradición y a pesar de su nombre, el disco no parece contener la música ideal para escuchar en un antro cualquiera. Más bien, para su refinado gusto y la atención volcada en su producción, este álbum únicamente puede escucharse degustando una copa de Ron Zacapa (sin hielo). Sus 15 canciones -una rareza en estos días- no cansan. Conmueven y viven en los oídos del escucha y le transportan a otros tiempos, aquellos donde lo que se decía se decía con palabras hermosas y con el sentimiento a flor de piel. Para este disco, Bunbury a licenciado a sus Santos Inocentes. La banda está pulida y a la altura de lo esperado. Tanto es así que Bunbury les permitió abrir el disco con la instrumental El mar, el cielo y tú (original de Agustín Lara) como diciendo "las canciones que escuchareis a continuación no me pertenecen, son de todos". ¿Y de que canciones estamos hablando? Pues del cancionero latinoamericano, desde Tierra de Fuego (en Argentina) hasta Río Grande (en México). Además, Bunbury incluyó en su banda a grandes artistas como el Flaco Jimenez (considerado el mejor acordeonista del mundo) o Dave Hidalgo (de la banda Los Lobos) quien trabajó junto a Bob Dylan en su disco Together through life, en el cual hizo un trabajo similar: darle vida a las canciones. Licenciado Cantinas es un gran disco y entrará en la historia como un recordatorio de las raices que nunca debemos olvidar. -Un dato curioso de este disco es que fue editado por OCESA México, la empresa de producción de espectáculos más grande de ese país. Habrá que seguir la pista de esto ante la situación actual de las discográficas-.

Dígame Licenciado...

Canciones para Aliens
A Fito Páez no le había escuchado un disco tan bien acabado y con tan buena producción desde su clásico Abre de 1999. ¿La diferencia? La buena vibra que transmite a lo largo de sus 14 canciones. Fito ya había expuesto un punto de vista similar con su disco Moda y pueblo (2005) con el cual prácticamente aseguró que ya no se hace música cómo antes. Un terrible pronóstico para nuestro futuro pero a su vez, una fuerte llamada de atención para las bandas y artistas actuales. En fin, Canciones para Aliens tiene canciones de artistas tan dispares como Joan Manuel Serrat, Charly García, Freddy Mercury, Bob Dylan y Pablo Milanés; y un montón de invitados como Juanse, Hugo Fatorusso, León Gieco, Fabi Cantilo y el propio Milanés. Su punto más alto es la increíble, sorprendente e inesperada Construcción, una de las mejores interpretaciones de Páez en más de una década. La canción es simplemente magistral. Los arreglos que Fito realizó en Construcción para la orquesta de cuerdas Ensamble Estación de Buenos Aires demuestran su tacto musical que no se ha desvanecido sino fortalecido con el paso del tiempo. Otro ejemplo de dicho tacto es la dirección con la que se acercó a la ya conocida Un beso y una flor. La sencillez en su interpretación y producción son testimonio del respeto y humildad de Fito Páez hacia una canción que ahora es -y seguirá siendo- del pueblo. El único punto débil del disco se presenta con Rata de dos patas (de Eduardo Toscano e inmortalizada por Paquita la del Barrio). Con ella Fito perdió un poco el rumbo al separar demasiado su voz de la música. Simplemente no se escucha bien. En contraparte hay joyas como Ne me quitte pas y Tango (Promesas de amor) junto al envidiable Chico Buarque -envidiable por su voz y por ser el autor de Construcción, canción de la que ya hablamos-. No dejen de escuchar Conmigo, una exquisites para los oídos. La publicación de Canciones para Aliens opaca completamente al disco Confiá que Páez publicó en 2010 y se convertirá poco a poco en otro clásico de Fito.

Canciones para Aliens.

PS. Me da pena pensar que en Guatemala no hay una forma viable de rescatar nuestra música perdida. Hace poco tuve la oportunidad de grabar en Wawasho Records al Dúo Guatelinda, un par de "viejitos" que interpretan con la voz, la guitarra y el corazón, música de autores guatemaltecos -y propia- que le cantaban al Cerrito del Carmen y a la Avenida de las Américas. En cuanto esté listo se los compartiré. Yo también me siento como alien en esta Guatemala, pero eso es tema aparte.